No soy una adicta al gimnasio pero no voy a negar que me gusta cuidarme tanto por dentro como por fuera. Acudo con frecuencia, cuando mis actividades diarias me lo permiten, a un gimnasio cercano a mi domicilio. Es un momento en el que me relajo, rompo con la rutina y salgo con las pilas cargadas para afrontar el día.
Te animo desde ya a dejar la monotonía ¡Actívate! Lo que hagamos ahora repercutirá en nuestro estado de salud del futuro. Puede resultar difícil conseguir un hábito pero no imposible. Dicen los expertos que crear un hábito solamente cuesta 21 días ¿Qué son 21 días?
Lo primero que tienes que hacer es elegir un buen gimnasio. Es verdad que últimamente están de moda los llamados gimnasios “Low Cost”, tienen la ventaja de tener un precio muy por debajo de la media pero también varios inconvenientes como es la gran masificación en las clases. Yo personalmente abogo por gimnasios que no estén muy concurridos, que haya un trato personalizado y que encuentres extras como son saunas o circuitos termales. A veces lo barato sale caro y en lugar de relajarnos acabamos estresadas ¡Evítalo!
«cuando realmente estés segura que se trata de salud y no de imagen entonces apúntate al gimnasio»
Mi segundo consejo de hoy y último, es que intentes mantener siempre la motivación. No acudas al gimnasio porque está de moda, porque tus amigas se han apuntado o porque tu pareja te ha dicho que tienes unos kilos de más. Debes acudir por propia voluntad y creencia. Es bueno reflexionar sobre el estado de salud que tenemos, no está de más acudir al médico y que te asesore sobre el tipo de ejercicios que te vendrían bien realizar. Pregúntate y se sincera contigo misma sobre si llevas una vida sana o no, reflexiona si a largo plazo el sedentarismo puede acarrearte algún tipo de enfermedad y cuando realmente estés segura que se trata de salud y no de imagen entonces apúntate al gimnasio ¡Y deja a tu pareja por llamarte gorda! (esto último es opcional). ¡Feliz día amigas!